Poco
después de su muerte
los
amigos del suicida
simplemente
evitando
determinados
contactos en sus celulares
sin
excusas ni discusiones innecesarias
con
naturalidad para nada forzada
decidieron
cada uno por su lado
dejar de
frecuentarse.
No más
de unas tres o cuatro veces
después
de su muerte
organizaron
verse
para
tomar una cerveza
en un
bar por todos conocido
o en una
casa a fumar unos porros
para
intercambiar algunas anécdotas random
entre
los huecos mínimos que deja libres
un set
de youtube bien bajito
pero cuando
alguien lo nombraba
sentían
como si cada uno de los presentes
fuera la
pieza de un rompecabezas
el rasgo
específico de una cara vidriosa
que se
despierta a la fuerza y es atraída
por la
presencia del grupo
desde un
lugar en el que era mejor
dejarla
dormir. Parecía como si les gustara
colocarse
a sí mismos incrédulos
y ciegos
en las manos de una autoflagelación
redundante,
prender entre todos un fuego
capaz de
iluminar sus perfiles
desde nuevos
ángulos, ángulos insospechados.
Deseo la
cercanía de un fuego de varias lenguas
de un
fuego imposible de avivar,
un fuego
que no pertenece a este plano.
Así es
como su mejor amiga
lo
entendió. Su mejor amiga
a la que
él llamaba hermana
decidió
sin despedidas irse una noche
caminando
(literalmente)
a seguir
con su vida al otro lado del mundo.
Y esa
vida errante no evitó los clichés
en los
que caen las vidas
de todos
los inmigrantes, al menos
al
principio. Pero aunque lo adivinamos
no
asistimos a la descripción
de esos
años. Vemos de repente
cómo una
mañana, ya hacia el final
yendo en
bicicleta con su hijo
al
costado de una pradera
que
parece una espalda infinita
él le dice
que va a ir a recorrerla
para ver
de cerca pastar a unos caballos.
Le
cuesta ver de lejos pero fijando
la vista
en el horizonte aparecen
los
contornos de tres cuadrúpedos
envueltos
en la neblina.
Nosotros
sabemos que no son caballos
pero ella
no. Tiene una duda pero es una duda
tan
ligera como un escarbadientes, tan ligera
que ya
ni es una duda. Escuchamos su voz que dice hijo,
cuídate, no te acerques tanto y cuando lo ve alejarse
como
dando sus primeros pasos, apoyada en el alambrado
una
claridad inesperada en el espacio
entre
dos moles de nubes que se separan
la
encandila y se tapa los ojos con la mano
y nada
más que por un instante
siente entre
sus dedos la crin revuelta
el
corcoveo y el relincho
pero vemos
que sus dedos
ya no
tienen arrugas
ni sus
uñas están
pintadas
de azul marino. Y así
misteriosamente
la pantalla
se pone
en negro y empiezan los créditos
con una
canción de REM:
Suspicion. Creo. Estoy
más que seguro.
A
grandes rasgos eso es lo que cuenta
la
primera parte de una supuesta trilogía
entre
otras historias secundarias: cómo se conoció
el grupo
de amigos, sus experiencias juveniles
qué pasó
con aquellos que se quedaron
haciendo
especial hincapié
en la
adolescencia febril del hijo de ella
(en un
momento encuentra
fotos viejas
del suicida
y por
alguna razón desarrolla
una
obsesión con el muerto, a tal punto
de “alucinar”
que en la primera fiesta electrónica
a la que
asiste lo ve bailando
en el
medio de la pista o de “soñar”
que se lo
encuentra en una playa vacía y paradisiaca
y él le
convida una seca mientras siguen las huellas
que alguien
dejó en la arena como si hubiera estado
caminando
con sus pies y con sus manos).
Estas
son las mejores escenas.
Las que fueron
editadas en blanco y negro no:
en sepia.
Las que parecen sueños,
una
mezcla entre Lynch y Tarkosvky. Otras
no están
tan logradas o ni siquiera
se
hicieron (por ejemplo:
inmediatamente
después del funeral
uno de
los amigos del suicida
propone
jugar a la ouija pero los demás
se
oponen, con argumentos pobres y evasivas
poco
creíbles, y el hombre guarda el tablero
donde lo
encontró, cuando podrían haber hecho
algunas
buenas escenas de esa situación
metiendo
un elemento sobrenatural
que en
pequeñas dosis y teniendo en cuenta
el final
de la película a mi parecer
no
hubiera desentonado). Por lo que sé
la
segunda parte ya se está filmando
pero con
una actriz diferente
por
problemas de agenda o de contrato.
De la
tercera todavía
no se
sabe nada.
Dudo que
algún día llegue a hacerse.
Ah y
está en francés.
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